Será la fuerza del amor, de la pasión o de vivir de forma coherente a tus creencias que hace que veas soluciones donde todos suelen ver problemas. Será que se acerca el día de los enamorados; hace unos días se celebró el día del abrazo; no hace mucho fue el día mundial del beso… que me pregunto yo que si, en lugar de celebrar tantos días mundiales pudiéramos poner en práctica lo que celebramos, quizás tendríamos menos enfermedades y gozaríamos de una mejor salud emocional.
El abrazo es uno de los gestos más maravillosos y propios de los mamíferos. El abrazo, tan simple y sencillo como parece tiene un poder brutal. Tiene el poder de desatar emociones contenidas e inhibidas sin más razón que el del acercamiento de corazón a corazón.
El abrazo sostiene; el abrazo contiene.
Sostiene sufrimiento , dolor y tristeza y con él y en él podemos hundirnos en lágrimas y hallar la calma, la serenidad y el sosiego. El abrazo de corazones es el gesto más potente que une a los seres humanos.
Con él y desde él, no hacen falta las palabras; sin él, nos sentimos desnudos y desalmados.
Cuando un bebé nace se le pone, rápidamente, en los brazos de su madre para que sienta su ternura, su olor, su voz y detecte los latidos de su corazón sabiamente conocidos por él o ella durante nueve largos meses de paseo y baile conjunto.
Cuando sufrimos buscamos un abrazo, cuando nos orgullecemos de algo o de alguien buscamos el abrazo. Para celebrar el éxito, nos abrazamos; para acompañar la partida de alguien, nos despedimos abrazados.
Un abrazo, en silencio, puede narrar años de vida en común; puede perdonar hechos innombrables; puede blindar el deseo y la pasión no escritas en ningún lugar. El abrazo emociona, comparte, suma, humaniza, dignifica y atempera.
Pero bien, saben ustedes que también hay quien nunca abraza, lo hace de lado, volatiliza el abrazo o lo evade consciente de que es un acercamiento del que no goza ni procura; no gusta ni procede.
Hay bebés que han sido sincera y largamente abrazados durante los primeros años de su vida. Hay bebés que no. Y la relación del vínculo afectivo se resiente y perturba. Si uno no ha sido abrazado a lo largo de su vida, si no ha comprobado en su piel los beneficios del abrazo con el otro, de sentirse absolutamente envuelto en el poder del amor, en la fuerza del deseo, en la incomparable sensación de dejarse ir en los brazos del otro, es difícil que puede ofrecer abrazos de semejante calidad emocional.
Abrazar es decirle al otro: “aquí me tienes”. Abrazar es mostrarse “tal cual soy”.
Dicen que los abrazos de más de 11 segundos son terapéuticos y beneficiosos. Para mi, cuando abrazas a alguien de corazón a corazón, con el corazón y desde el corazón no importan los segundos. Importa la fusión extrema de los cuerpos que, latiendo en consonancia y al mismo tiempo, se despojan de egos y se subliman en el amor.
El abrazo resulta balsámico cuando proviene de aquel a quien amas, resguardas, proteges, ensalzas, cuidas con esmero, delicadeza y pasión. Calma temores, templa pasiones y pone a resguardo a corazones heridos, por temporales inevitables que aparecen si razón.
Buenas noches y feliz descanso !!
Barcelona, 16 febrero 2024
