Y con él iniciamos un nuevo año y una nueva vuelta al sol.
Y con él iniciamos nueva lista de deseos, propósitos, planes e intenciones.
Y con él renovamos y reeditamos ciertas relaciones familiares, laborales o de amistad que valoramos que no han ido del todo bien durante el año anterior.
Y con él restamos un año más a nuestra posible esperanza de vida individual….
Algunos de ustedes ya conocen mis reflexiones sobre el envejecimiento, los duelos, las pérdidas emocionales o todo aquello que nos remite al final, a terminar o concluir procesos y etapas de vida, pues hoy me permito reflexionar sobre “la primera vez”.
Porque también es interesante poner el foco en “las primeras veces”.
Me encanta observar cómo mira el mar una criatura pequeña cuando lo ve por primera vez. Me encanta la expresión tierna e inocente de un niño al ver pasar la cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, por primera vez; la
cara de sorpresa de lo niños cuando sienten cómo se resbala la arena fina de playa entre sus deditos; o la primera vez que prueban un sabor diferente; comen con la cuchara o escuchan a su mamá tras un implante coclear o ven por primera vez a su papá, tras ponerle unas gafitas con pocos meses de edad.
Si bien me han leído sobre las pérdidas emocionales y los procesos de duelo también es interesante observar las emociones que aparecen ante “la primera vez”.
Cuando de niños, empezamos la escuela, no solemos acordarnos pero sentimos entre ilusión, miedo, vergüenza, timidez, tristeza, alegría, desasosiego, desconocimiento, desorientación…el primer día !!
Andamos por primera vez y nuestro entorno celebra con alegría nuestros primeros pasos !! Seria bonito recordar lo que se siente la primera vez que nos desplazamos de forma autónoma…..y más adelante, cuando podemos correr, saltar o aprendemos a nadar y sentimos que flotamos en el agua, por primera vez. O, recordamos la primera vez que aprendimos a ir en bicicleta y aguantamos el equilibrio, por primera vez.
La primera vez que nos enamoramos, que nos besan o besamos o la primera vez que “le vimos” !! La primera vez.
Ya más adelante y con ciertas emociones más elaboradas aparece el miedo, la ansiedad, la pre-ocupación, la timidez, la vergüenza o la inseguridad ante la primera entrevista de trabajo. Sudan las manos, tartamudeas, se mezclan todas las ideas, te viene pis justo cuando te llaman…..la primera vez.
Recuerdan el primer contrato laboral, la primera firma de hipoteca, la primera firma de contrato matrimonial, la primera firma !!! taquicardia, sudor, alegría desenfrenada, miedos, …la primera vez.
La primera vez tiene un glamour especial que muchas veces olvidamos otorgarle a semejante experiencia o sensación. La primera vez es importante. La primera vez nos ofrece la oportunidad de experimentar, por primera vez, una nueva vivencia en nuestro registro de vida. Una nueva percepción hasta entonces desconocida y por tanto, una nueva percepción inaudita en nuestro registro emocional.
Hay primeras veces cada día. Hay primeras veces siempre que uno intenta mirar con una nueva mirada su propia experiencia de vida. Su propia existencia.
Claro, que el primer embarazo, el primer parto, el primer hijo o hija ocupan un lugar especial, hegemónico, incomparable en el registro emocional, en la huella psíquica de nuestro universo mental. Claro que todo lo que les acontece a ellos, nuestros hijos e hijas, es una “primera vez” para nosotros como padres y madres.
Y gracias a ellos y a ellas y a sus experiencias de vida, todas ellas novedosas para nosotros nos dan la oportunidad diaria de crecer, desarrollarnos y comprobarnos como padres y madres. Y avanzar y crecer como personas. Gracias a sus primeras veces.
Y también hay primera vez cuando perdonas de corazón , cuando te arrepientes sin razón, cuando silencias la pasión; hay primera vez cuando hieres sin intención, cuando olvidas sin pretensión o cuando delatas por error. Hay primera vez cuando agradeces de corazón, te comprometes sin esperar o cuando das porque necesitas soltar y ayudar.
Hay primera vez en la infancia, en la adolescencia , en la juventud, 
en la adultez y en la vejez.
Hay primera vez cuando muere tu primera amiga de 90 años o cuando a tu hermana la hacen abuela. Amigos y hermanos nos sitúan en un plano de igualdad generacional y en la distancia relativa, cuando les ocurre a ellos, nos remite a nosotros una primera vez de un acontecimiento similar.
Hay primera vez cuando eres, por primera vez, abuelo o tío o sientes el vacío que deja una muerte cercana.
Hay primera vez cuando hablas con la muerte de frente. Cuando dialogas con ella, cuando se hace presente. Hay primera vez cuando te hallas finita, cuando concluyes etapas, cuando cierras puertas a relaciones ya, terminadas. Y sola, te encuentras con tu mejor amiga, contigo misma, la de siempre.
Hay primera vez cuando tu mirada encuentra el hechizo en la mirada del otro, sea esta tierna e intensa como la de un bebé o apagada y cansada como la de un anciano.
El encuentro fortuito de las miradas es el encuentro fortuito de dos almas que se buscan para sostenerse mutuamente, o porque la vida se muestra larga , impetuosa y caballerosa de ser vivida o porque esta ya se apaga y se termina.
Hay primera vez en cada amanecer. Hay primera vez en el hecho de agradecer.
Hay primera vez cuando te sinceras contigo mismo o contigo misma; cuando te rindes al dolor, al temor, al no saber; cuando te rindes a la dureza con que, a ratitos, te trata la vida. Hay primera vez cuando sientes soledad con inmensa serenidad.
Hay primera vez para despedir. Hay primera vez para volver a empezar. Hay primera vez para volver a buscar, probar, intentar, para volver a iniciar una primera vez.
Todos tenemos la capacidad de crear primeras veces en nuestra propia experiencia de vida siempre que seamos sensibles a la diferencia que hay entre los momentos vividos, las emociones sentidas, las personas con quien tenemos el placer de compartir nuestros días.
Espero y deseo que el 2024 os traiga miles de “primeras veces”.
Feliz Año 2024 !!!!
Barcelona, 1 enero 2024
