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SEGÚN, SIN, SO, SOBRE , TRAS

Y es que la ternura y el cariño son dos grandes aliados de la relación humana.

Dos aliados potentes que juntos generan verdaderas experiencias de intensa vida . El actual anuncio de cerveza Mahou, con la música de fondo de la canción de Pau Donés, “Eso, que tú me das” nos habla, nos cuenta, nos canta y nos baila sobre la fuerza del cariño, de la ternura y de cómo juntándonos, relacionándonos, queriéndonos y tocándonos nos sentimos más vivos.

“Cuánta vida, vivida y sentida!!” me decía una persona, hace unos días cuando le agradecía su paso, como alumno de prácticas, en la entidad donde trabajo. Y es que cuando el objeto de nuestro trabajo es la relación humana, el sufrimiento emocional, la ayuda al otro, los intangibles del cariño y la ternura ganan valor y espacio a otros aspectos metodológicos o materiales.

“Gracias por el cariño que me habéis dado” me decía una compañera el día que se iba de la entidad donde trabajaba.

El cariño, la ternura y el agradecimiento son intangibles que hacen la vida más amable y amorosa. Según Rojas Marcos, el agradecimiento es la memoria del corazón y con él tejemos profundas relaciones basadas en la sinceridad.

Cuando trabajaba como asesora técnica en el Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya, me di cuenta cómo muchas personas jóvenes que eran detenidas por consumo y tenencia de estupefacientes, hurtos con o sin fuerza o robos de mayor calibre y que les arrestaban de forma continuada y reincidente mostraban un rictus facial especialmente determinado.

Los signos de alarma, alerta y sufrimiento estaban dibujados en su mirada, marcados en sus pómulos y rabiosamente reflejados en un rictus que les daba una expresión especial a su cara. Una expresión de miedo constante, amenaza y culpa. Estaban y se sentían siempre vigilados y perseguidos y eso crea una huella que imprime miedo y desasosiego constante.

Sentimientos que también son conocidos y manifestados por otros colectivos de nuestra sociedad; nuestros hombres y mujeres sin techo, nuestros jóvenes no acompañados y abandonados al sin vivir, sin casa, sin trabajo, sin red , sin apoyo, sin dinero, sin cariño, sin amor.

“….. según, sin, so, sobre, tras….” no sé si lo recuerdan pero son las últimas preposiciones de nuestro querido idioma castellano. Quizás tiene que ver con algunas pre-posiciones que la propia sociedad sitúa a un grupo de población excluida, a la que excluye y deja “sin”, huérfana de…

A mi, que me encanta callejear y salir a pasear sin más intención que el de descansar la mirada en los otros, en nuestro vecindario, en los árboles , el cielo o el mar….. que andas y paseas tranquila, me impactaba detectar este sentimiento amenazante y aterrador que imprimía ciertas vidas humanas. Ciertas personas que habían infringido la ley.

Más tarde y con los años, también he podido comprobar que hay otros momentos en la vida y otras situaciones personales y sociales en las que el miedo y la amenaza pueden apoderarse también de nosotros. Y que también, por ende, dejan huella terrible en nuestro material más sensible, nuestro mundo emocional.

Por ello, reivindico poderosamente la fuerza y el capital desbordante que tienen estos intangibles emocionales, como el cariño, la ternura y el agradecimiento.

José Leal, en un maravilloso artículo publicado recientemente que versa sobre la fragilidad y la ternura nos dice que si vulnerabilidad proviene del término latino vulnus, esta remite a la posibilidad de la herida una vez traspasada la piel, que es la frontera del ser con su exterior.

Cabe pues pensar que lo contrario sea el abrazo, la caricia y cualquier otro gesto de acogida y reconocimiento del otro.

Y es que en el abrazo hay un poder balsámico calmante de ansiedades y miedos y en las caricias, físicas, verbales o relacionales hay un poder mágico de cuidado y mimo del otro.

Se trata de un acercamiento al otro con curiosidad y esmero.

Curiosos por saber en qué justa medida nos permite acercarnos a sus sentimientos y emociones y con esmero porque para mi, este es un adjetivo que reúne ciertas cualidades, todas ellas, muy humanas.

Reúne el interés por el otro, el deseo por el otro y el respeto por el otro.

Y con estas cualidades queda asegurada la capacidad de establecer relaciones personales, familiares y sociales de calidad y deseables de ser vividas y experimentadas.

Resulta pues poderosamente gratificante sentirse acogido, reconocido y aceptado por el otro, por el núcleo familiar o por el grupo de iguales y de lo contrario, terriblemente devastador sentirse rechazado, excluido y desterrado por uno de ellos.

En la calidad de estos vínculos reside la tranquilidad del alma.

Y todos ellos, el mimo, el cariño, el abrazo, la ternura, el deseo, la curiosidad y el respeto son intangibles necesarios de dar y recibir para asegurar una buena salud relacional.

Una buena calidad y calidez humana.

Felices sueños ¡!

Barcelona 11 Septiembre 2021

 

 

 

 

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