Sin categoría

NUESTROS MAYORES

“He ido al cajero -me decía un abuelita de 94 años – y ya no me aclaro”.

“Tengo que ir a buscar mi dinero a la ventanilla donde hay una cola que mis piernas ya no pueden soportar”.

“Ha cambiado todo y nos hacen sentir inútiles” -me decía la abuela que, agarrada del brazo de su nieto adolescente, se disponía a ir a un bazar de los indios de su barrio, a cargar la tarjeta del móvil.

“Tiene miedo de hacer un contrato con una compañía telefónica porque cuando ha querido cambiar la tarifa, ha tenido que esperar días y días a que le atendieran por teléfono” – me explicaba su nieto-.

Un despropósito indecoroso lo que esta consiguiendo la sociedad de la ofimática, la informática y lo telemático.

Jóvenes, adultos , mayores y personas centenarias tenemos dificultades para entrar e interiorizar este mundo de las pantallas, lo virtual y lo digital que además, cambia y se modifica a la velocidad de la luz.

Mi experiencia me dice hasta ahora que, no se trata de la edad sino de la capacidad y las habilidades que uno tenga para llegar y entender el mundo telemático, digital o informático.

Hay personas de 70 años que navegan con destreza por internet y entienden, a la primera, los cambios que, diariamente, nos invitan o nos obligan a entender, asumir y aplicar los diferentes sistemas operativos. Y hay jóvenes de 30 años que se ofuscan ante tanta contraseña, plataformas virtuales, sistemas operativos y demás vericuetos digitales.

Nunca, como hoy , ha habido tanta diferencia entre los nativos digitales y los nativos del papel, la máquina de escribir, la máquina de fotografiar con carrete, la cafetera Oro Ley y otros artilugios, que hoy en dia, se consideran obsoletos.

Pero nuestra gente mayor , con 80 y 90 años han tenido que acostumbrarse a un confinamiento obligado, a una pandemia desafortunada, a entender un momento histórico difícil de comprender para personas que pasaron una guerra civil, pero no, un cambio social  y de estilos de comunicación, tan drástico.

Y cuando han salido del confinamiento se han encontrado con un mundo poco amable y nada atento para ellos.

Un mundo donde se ha terminado el ir al médico, coger tanda, esperarse y contarse la vida con el vecino que, también se esperaba en la “sala de espera”; ir al médico, hablar con las enfermeras conocidas de toda la vida, entrar en la consulta, sentarse, dejar el bastón en el suelo y preguntarle a la doctora por su estado de salud, y el de su familia. Interesarse el paciente por el médico, y este otro por el primero.

“Esperar” ¡!!! Que importante es la espera para poderse calmar, reflexionar, rebajar ansiedades, pensar….

Que importante es saber “esperar” ¡!! En la espera cabe la reflexión de nuestras emociones, la comprensión de nuestras inquietudes y el deseo de crear y construir soluciones válidas para cada uno de nosotros.

Pero que diferente es saber esperar en una sala en la que todos esperan su turno, o en una cola de gente , en la que todos se ordenan para ser llamados uno a uno , a tener que esperar al otro lado del teléfono, en la soledad de la espera, la oscuridad del proceso y sentirse obligado a entender, comprender y aceptar la propuesta comunicativa que se inicia al otro lado del aparato.

Propuesta comunicativa que a veces, tiene formato humano (voz, tono y calidez) y, a veces, tiene formato de contestador automático (sin posibilidad de preguntar, ni dudar).

Ahora, nuestros mayores, tienen que llamar al médico por teléfono, pedir cita a través de una aplicación que no tienen, ni entienden. Explicar los síntomas de su enfermedad por teléfono y si Dios quiere y la Virgen también, la doctora que le escucha al otro lado del teléfono podrá adivinar, gracias a la historia clínica del paciente y gracias a las sabias preguntas y suposiciones que la doctora le irá haciendo al paciente….qué es lo que le puede estar pasando.

Hace unas semanas mi padre, de 88 años , llamaba a su enfermera de referencia porqué le dolía mucho la pierna. Las restricciones asistenciales motivadas por la nueva oleada del COVID, impedían que fuera físicamente al ambulatorio. Nos pidieron que adjuntáramos una fotografía o un pequeño video de la pierna……

Terminó viniendo el equipo de urgencias a casa, diagnosticando una pequeña pero molesta, contractura muscular.

Un despropósito asistencial y un derroche económico. En fín….!!!

Si necesitas dinero, porque la gente mayor todavía compra y paga con dinero de papel y monedas, hay que ir al banco a buscarlo. Si no te aclaras con las pantallas de los cajeros automáticos, tienes que entrar en la oficina para que te atiendan, pero eso si !!!! unos días y a unas horas determinadas.

Si necesitas dinero antes o llegas tarde…se lo pides a la vecina !!!! que seguro que te lo deja…..

Y por otra parte, viva la confidencialidad de tus actos. Ya pueden los cacos avispados perpetrase en las esquinas del su barrio , esos dias a esas horas.

Ciertamente, ha habido experiencias muy acertadas en algunos barrios que han articulado voluntarios que, a esos días y horas, se prestan a servir a su ciudadanía más viejecita, por si tienen problemas en los cajeros automáticos y para velar por su seguridad.

Si bien, es muy loable esta articulación de favores, generosidad y solidaridad, no es menos cierta que incapacita y genera más dependencia a nuestros mayores de la que habían logrado mantener.

Si no llegas a entiender lo que te indican en la pantalla, porque cambian a una velocidad demasiado rápida para una persona mayor  y esta no llega a comprender lo que le indica la pantalla…..pero no pasa nada, la persona mayor se va con la sensación de inútil, incompetente, triste, incapaz, impotente y de desecho social.

Pero no pasa nada, si los avances tecnológicos van por delante sin atender las necesidades de las personas !!!

Si llaman por teléfono para cambiar la tarifa de la luz, el agua o el móvil y eres muy mayor, no pasa nada, te dicen que pulses el numero uno que no ven, para cambio de idioma,;el dos que siguen sin ver para decir la opción que resume tu consulta y que tiene que coincidir con sus propuestas y el tres, y se han quedado en el uno, para decirte que esperes que los operadores están ocupados.

Pero no pasa nada, hacemos que nuestra gente mayor, padres, abuelos, tios, vecinos, octogenarios, nonagenarios se sientan excluidos de la sociedad que ellos mismos construyeron con esfuerzo y tesón.

Con constancia, sabiduría, y mucho trabajo.

Y ahora, son sus propios hijos o nietos especializados en astrofísica, ingeniería informática o en arquitectura del espacio binario los que diseñan y construyen todos estos sistemas operativos que nos hacen ir rápidos, actuar rápido, pensar rápido y enloquecer rápidamente.

Evidentemente que no estoy en contra del avance tecnologico y de poner al servicio de la salud, la libertad y el desarrollo humano, todo la tecnologia necesaria, ni mucho menos ¡!! Pero hay que saber cómo adaptarla a nuestra gente mayor.

Quien no sigue la velocidad de la luz, como nuestros mayores , que se apean, descansan, andan apoyados en su bastón de madera que les sostiene y equilibra o sentados en la silla de ruedas porque sus piernas ya no pueden avanzar ligeras por la vida, les cuesta un gran esfuerzo saber qué es Google, comprender qué es una APPS, ir al cajero y entender qué pone en cada pantalla.

Y por encima de todo, les origina un gran dolor tener que contener la rabia y las ganas de llorar cuando ante tanta adversidad tecnológica, el avance imparable de ésta, les coloca en un espacio social generador de sentimientos nefastos para ellos y ellas.

Les mantiene apartados de la evolución propia de las sociedades modernas generándoles sentimientos de impotencia, inutilidad, exclusión funcional, y lo que es peor: aniquilando capacidades, que las tienen y el derecho, que lo tienen, a mantener y defender su autonomía, su autogestión y su libertad.

Ser viejo o vieja en la sociedad actual avanzada, moderna y tecnológica no debe ser sinónimo de desahucio social y funcional.

Debe ser el motor y el incentivo, puesto que la pirámide de edad de las sociedades avanzadas ya está totalmente a la inversa, para que las generaciones jóvenes piensen cómo adaptar todos sus descubrimientos, avances y progresos tecnológicos, ofimáticos, telemáticos a su gente mayor.

Abracemos, pues, a las generaciones que nos dieron la vida para que la puedan abandonar con sentimiento de pertenencia y de estima social.

Feliz Navidad 2021 !!!

Barcelona, 24 Diciembre 2021

 

Comments are closed.