Sin categoría

MOMENTOS DE INTIMIDAD

Porque es íntimo el momento de irse a dormir, el momento de desnudarse, el momento del baño o el ratito que uno está en el lavabo.

¿No es entonces, cuando cerramos la puerta para estar en auténtica privacidad ? ¿No es en estos momentos que queremos estar a solas para dejarnos ir y ser uno mismo ?…benditas puertas !!

¿No creen ustedes que la vida va de una larga cadena de momentos íntimos con nosotros mismos, sorteados por otros, que compartimos con el otro? A veces, este otro es alguien de nuestro círculo más íntimo de relación y a veces, este otro es la familia extensa, los amigos, los compañeros de trabajo, el barrio o la propia comunidad en la que vivimos.

Una cadena de momentos de máxima a mínima intensidad de intimidad que nos contienen y nos sostienen, nos significan y nos definen en este largo e interesante devenir del viaje de la vida.

Una cadena de eslabones, perfectamente articulados, en los que la intimidad de esos momentos hacen única e intransferible la experiencia del vivir. Cada uno y cada cual necesita que esos momentos de intimidad tengan el color y el olor que uno necesita.

Es de extrema intimidad cuando conversas con tu hijo, que llegando del cole necesita explicarte lo que le ha sucedido con un amigo; es de extrema intimidad la conversación que tienes con tu madre, de avanzada edad, cuando se atreve a narrarte cómo quiere su funeral; me parece de extrema intimidad la ternura de un beso del que se desprende deseo, cariño o amor por el otro; es de extrema intimidad cuando cierras la puerta para compartir con tu pareja un diagnóstico grave; no creen ustedes que es de extrema intimidad cuando perciben que los padres, los progenitores que les dieron la vida o les acercaron a ella, pierden facultades cognitivas e intelectuales y no recuerdan ¿quienes son sus hijos, espejos del alma hasta entonces y durante más de medio siglo…..?

Es de extrema intimidad, la vida.

Pues queria acompañarles durante este relato de minúsculos momentos de extrema intimidad para llevarles a la íntima reflexión que a veces, las prisas del vivir, las prisas del decidir y las prisas que nos llevan a solucionar pragmáticamente situaciones que se presentan de golpe, las prisas nos impiden  hacer la siguiente reflexión:

¿No creen ustedes que cuando, en estos momentos tan íntimos y extremadamente delicados, la persona necesita la ayuda de un tercero, estas se sienten totalmente invadidas y expoliadas en su más tierna intimidad ?

¿No creen que cuando ya se necesita la ayuda de un tercero para ducharse, ir al lavabo o vestirse esta ayuda tiene que incorporarse con sumo respeto, cuidando la aceptación y con el tiempo debido para asumir la pérdida de capacidades, por un lado y la necesidad de la ayuda, por el otro? Piensen que esta ayuda, se incorpora en los momentos de más intima relación con uno mismo, en los espacios de decisión más íntima que tiene el ser humano.

Se entiende, así, que una persona de edad avanzada que necesita ayuda de otra persona para realizar las actividades más cotidianas del día a día, no quiera la ayuda, rechace a cualquier cuidadora y les acuse de mala relación con ellas…

Si a esto le sumamos que las mujeres tienen una media de vida más elevada que los hombres y que histórica y culturalmente, a ellas se les ha delegado el encargo de cuidar del otro, siendo expertas cuidadoras, cuando tienen que aceptar ser cuidadas por alguien, en sus más estricta intimidad, rechacen esta ayuda.

En esta incansable cadena de espacios y momentos de extrema intimidad que constituyen el largo viaje de la vida, es importante tener en cuenta la calidez, la ternura, el respeto y la paciencia que han de caracterizar cualquier acto de ayuda y cuidado que debemos tener hacia el otro.

El respeto, dignifica; la paciencia, sostiene; la calidez, humaniza y la ternura es el acto de amor más sincero y compasivo.

Felices momentos de intimadad !!!!

Barcelona, 20 diciembre 2022

Comments are closed.