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ESOS OJOS NEGROS

Porque la mirada, es lo que nos une cuando nos desborda el alma.

Porque a través de ella, decimos lo que no podemos hablar, lo que no sabemos expresar, lo que el alma ahoga, niega y calla.

Porque llegamos con nuestra mirada, donde no llegamos con nuestras palabras.

Negros, azules, grises o verdes la mirada no tiene color, tiene expresión .

La mirada une almas, seduce amores, repara dolores y perdona traiciones.

La mirada, esos ojos negros, nos permite transmitir lo que sentimos sin barreras, intereses ni perjuicios.

Cuando miras al otro, la sinceridad es extrema y por tanto, se pueden intercambiar miradas amorosamente cálidas, peligrosamente seductoras, declaradamente frías o terriblemente destructoras.

Desalmados, desprotegidos, rabiosos, perdedores, humillados, indignados, todo queda inscrito en la mirada. De hecho, casi todo se puede expresar con la mirada.

Cuánta gente no suele mirar a los ojos cuando habla, cuántas reacciones personales evitan mirarse a los ojos, cuántas relaciones humanas hay sesgadas por las miradas tímidas y temidas de ser descubiertos en su más íntima verdad.

La mirada de un bebé de pocos meses de vida, desnuda de cualquier intención más allá de la de generar interés y vínculo con el otro, es lo más bello, sincero, tierno y humano que podemos disfrutar.

 

La mirada tenue, triste, carente, tierna y desconsolada propia del final de la vida, encarna la concesión de terminar y rendirse a los deseos de esta.

A través de ella, el ser humano es capaz de expresar los sentimientos más profundos que, desprovistos de la conceptualización del lenguaje, llegan directos y fugaces al alma, la tocan, la impresionan, la impactan y la conmueven.

En estos tiempos de pandemia y post pandemia nos hemos entrenado poderosamente a leer más y mejor el mensaje de nuestras miradas, las cuales desprovistas del lenguaje facial de nuestros labios tapados por las mascarillas, quedaban temerosamente desnudas a la interpretación de la mirada del otro.

Si ciertas miradas son de tranquilidad y sosiego, hay otras que destapan tiempos de intranquilidad y desesperanza. Cuando ellas impactan en nuestras almas nos sentimos poderosamente conmovidos e impactados por aquello más humano: el sufrimiento y el dolor.

Pero cuando la mirada nos transmite el brillo de un alma feliz, de una persona llena de vida, proyectos, ilusión y amor,  la mirada nos devuelve a la felicidad y a establecer lazos de complicidad con el deseo y el placer de vivir.

La tranquilidad del alma se contagia con la mirada y la pasión de esta, también; la necesidad de cariño se transmite en la mirada y el tormento del maltrato, tambien. El reclamo de afecto se suplica con la mirada y la felicidad que origina el placer y el deseo se regala en la mirada.

Esos ojos negros, de mirada profunda, triste, alegre, rabiosa o tierna, calmada o inquieta , esos ojos negros, de mirada rabiosamente viva. No perdamos el poder de la mirada, brindemos miradas de complicidad y tendamos lazos de unión y amistad. No perdamos el poder de seducir y amar a través de algo tan claro, limpio, directo, discreto y rotundo. Nuestra mirada.

 

Barcelona, 23 mayo 2021.

 

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